Muchos
cristianos en la actualidad viven empeñados en rechazar el
liderazgo, repelen la palabra líderes y hasta condenan la más
mínima mención de esta palabra.
El
liderazgo está estigmatizado en muchas de las congregaciones a nivel
mundial, pero, en realidad ¿Rechaza Dios el liderazgo o hemos sido
nosotros quienes lo repelemos? ¿Cree Dios en el liderazgo o lo ha
desechado?
Creo
personalmente que Dios confía y promueve el liderazgo. No creo que
Dios rechace el liderazgo, pero sí a los malos líderes.
Una
prueba contundente de que Dios apoya, promueve y confía en el
liderazgo es que Dios levantó líderes para guiar a su tan amado
pueblo Israel. Lo hizo cuando levantó a Moisés, lo volvió a hacer
cuando "convirtió" a Josué en la punta de lanza de sus
escogidos.
A
través de un recorrido por toda la Escritura Sagrada, la Palabra de
Dios, lo vemos llamando y levantando gente para dirigir en momentos
específicos. Algunos dirigían naciones, otros pequeños grupos,
otros simplemente se enfocaron en apenas doce hombres, como también
lo hizo el mismo Señor Jesucristo.
No
importa de cuántos hablamos, importa a quién tiene Dios en mente
para dirigir a esos cuantos hasta dónde él quiere llevarlos.
Dios
cree tanto en el liderazgo que creo que tiene su propia fábrica de
ellos.
La
fábrica de líderes de Dios procesa hombres y mujeres que se dejan
moldear por él. Jesús como hombre mismo, es un producto terminado y
un modelo de cuan eterna puede ser la influencia (porque liderazgo es
influencia), si uno se dispone entrar en los procesos de Dios.
Usted
y yo podemos levantarnos como líderes haciendo uso de las
herramientas correctas, podemos tener influencia y marcar a una
generación, sin embargo, una cosa es que Dios te levante y otra es
que uno se levante sin la ayuda de Dios, una cosa es ser producto del
carácter y el esfuerzo propio y otra que Dios te haya procesado en
su fábrica para cumplir sus propósitos.
Cuando
pienso en el liderazgo logro comprender que este tiene repercusiones
no solo en este mundo. Puede ser que este mundo y sus generaciones
conozcan del resultado de la influencia, pero eso no nos garantiza
la aprobación de Dios.
Los
líderes que son formados en la fábrica de Dios, cumplen no solo con
las normas de liderazgo, también cumplen con un propósito divino,
que es a su vez eterno.
El
liderazgo más contundente es el que sigue rindiendo frutos en esta y
más allá de esta vida, donde la única aprobación que vale y es
realmente importante es la de tu creador.
Creo
que lo mejor para un líder es que este permita que Dios lo procese
en su fábrica, que lo deje permear su carácter y lo lleve por sus
procesos, lo capacite y lo levante en el tiempo donde más se
necesite de su influencia. Entonces, habiendo sido formados y
aprobados por Dios, se abrirá un epitafio para ellos como lo hizo
con Josué, uno de sus líderes, que es algo más o menos así:
"El
Señor convirtió a Josué en un gran líder a los ojos de todos los
israelitas, quienes, por el resto de su vida lo respetaron..."
[Josué 4:14 NTV]
La
Fábrica de Dios está operando y sigue produciendo los mejores
líderes de la historia, y lo mejor de todo es que hay un lugar para
cada persona que acepte el reto.
¿Te
apuntas?
Excelente!!!
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