jueves, 16 de enero de 2014

LA ESPECIALIDAD DE LA CASA "EL ASOMBRO"

Todos sin lugar a duda hemos experimentado el asombro, este tiene el poder de liberar casi todo el depósito de adrenalina que poseemos internamente.

Es como una droga que circula,  pero no por las venas, sino por la mente de los presentes. Genera ansiedad, mucha ansiedad, expectativa, mucha expectativa, es intensa, atractiva, sigilosamente adictiva y para muchos, indispensable en el éxito.


El asombro es poderoso y cautivante y puede satisfacer tanto a uno como a las más indiferentes y exigentes masas.
No existe espectáculo exitoso que no nos proporcione una dosis de asombro en el acto. Todo lo que el hombre emprenda deberá contar con ello si espera que los ojos presentes se trasformen en ansiosas pupilas dilatadas, jadeantes de más y más por ver.

Si el asombro acompaña al esfuerzo, las palmas sonoras vendrán solas, los comentarios servirán de alas al ego y la alta montaña del éxito se verá entonces como un simple paseo cercano a la esquina más cercana a casa.

Siendo sinceros, ¿No querría usted generar un poco de asombro a sus compañeros de trabajo? o tal vez a sus compañeros de la universidad. Que tal sus compañeros de juego de fut, o mejor aún, ¿Por qué no aterrar a los adversarios con un tanto de asombro?

Conseguirlo por supuesto no es fácil, tampoco hay fórmulas exactas para alcanzarlo, pero sí se puede palpar cuando se tiene cerca, y aunque usted no lo crea, este llega a ser muy contagioso.

Hace poco estaba leyendo al que considero el mejor líder y personaje de la historia. El Dios hecho hombre, al creador hecho creación, al león convertido en cordero, al espíritu convertido en polvo, a lo eterno convertido en tiempo y espacio. ¿No son para usted asombrosas estas descripciones paradójicas acerca de Jesús?

¿Qué sabría el ejército de espíritus celestiales de carpintería? Asombroso. ¿Qué podrían saber los portentosos arcángeles de cielo de padecer un poco de hambre? Asombroso. Dios nunca había perdido una sandalia bajo la cama sino hasta aterrizar entre humanos, no fue a la escuela a aprender lectura y matemáticas hasta que se hizo hombre, nunca tuvo que comprar, ni trabajar para vivir, ni tuvo nunca que pedir para tener, hasta que fue uno de nosotros, asombroso.

Un día dejó la carpintería para cumplir el objetivo de su venida (como si fuera fácil dejar un empleo para depender de algo más) y dedicarse por completo a ello.
Su primer sermón fue duro, pesado y para muchos ofensivo (Marcos 1:15), pero no lo notaron porque estaban sedados de asombro (Marcos 1:22), sus presentaciones estaban llenas de espíritus inmundos manifestados, siendo silenciados y exorcizados a plena luz del día, pero nadie temía, porque estaban llenos de asombro (Marcos 1:27).

Sus mensajes eran claramente desafiantes y de alto estándar, sus milagros eran atónitos. Él era la especialidad de la casa, un hombre asombroso.

Llegó el momento de emprender la ruta hacia la cruz, sufrió, gimió de dolor, dejó su carne y su sangre mezclada con polvo para saciar la aridez de la tierra que lo vio nacer. Colgó de la cruz, habló y perdonó, clamó y expiró, el cielo nunca pensó que el dador de la vida tuviera que dar la propia, ASOMBROSO.

Y ese cuerpo sin vida, yaciendo sin sangre ni agua en su interior que fue sepultado. Pero al tercer día lo buscaron para perfumarlo y llorarlo un poco más, como si pudieran los ojos dar más lágrimas de las que se tienen, y se encontraron, no con aquel destrozo  de cuerpo humano, sino con el Asombro, la especialidad de la casa. Oyeron un: ¿Por qué buscan entre los muerto al que vive? ¿Y es que era acaso necesario un ángel para anunciar su resurrección? No lo sé, lo que si se es que todo en él es así, asombroso.

Su partida de esta tierra fue igual, su encuentro con su tierno amor en los cielos (su iglesia) también lo será y sin lugar a duda su segunda venida no será en silencio,esta vez no habrá estrellas que guíen en los cielos, ni pesebres mal olientes, será definitivamente asombrosa.
Jesús es indiscutiblemente asombroso, tanto para un simple individuo como yo, como también para las masas más exigentes, porque esa es su especialidad, EL ASOMBRO.

Hace muchos años me asombró porque cuando menos lo esperaba, perdonó mis pecados y mis más vergonzosos errores, si un consejo respetuoso le puedo dar como resultado de mi experiencia es este: 
Entréguele su vida, tal y como está, sin preparar nada de antemano y estoy seguro que usted también disfrutará de la especialidad de la casa.
Deje hoy que él lo asombre.